EL CERDO IBÉRICO, UNA RAZA ÚNICA DE ESPAÑA
EL CERDO IBÉRICO, UNA RAZA ÚNICA DE ESPAÑA
En los paisajes serenos de la península ibérica, donde el tiempo parece detenerse, nace una joya de la naturaleza: el cerdo ibérico, descendiente de los jabalíes que alguna vez recorrieron estas tierras.
Con un porte majestuoso y una silueta esbelta, el cerdo ibérico camina con la sabiduría de los siglos. Su cuerpo, moldeado por la naturaleza, refleja fuerza y equilibrio; sus patas robustas lo guían con firmeza por terrenos salvajes, mientras su hocico explora cada rincón, en busca de los secretos que esconde la tierra. Es un ser que respira libertad y vive en armonía con su entorno.
La magia de su carne no solo reside en su sabor, sino en el veteado perfecto que esculpe cada pieza. Es una obra maestra de la naturaleza, donde la grasa se entrelaza delicadamente con la carne, ofreciendo una textura suave y jugosa.
Es más que un alimento; es una historia viva, un legado ancestral. Una experiencia que habla del lugar y del alma de una tierra única.
La Dehesa: Un Ecosistema Vivo
La Dehesa:
Un Ecosistema Vivo
La dehesa es uno de los paisajes más sorprendentes y hermosos de España, un ecosistema singular que se despliega en la península ibérica, principalmente en la parte occidental, cerca de la frontera con Portugal. En este entorno se encuentra Fermín, donde la historia y la naturaleza coexisten en perfecta armonía.
El término «dehesa» proviene de la palabra latina «defesa», que evoca la idea de un refugio protegido, un espacio delimitado donde el ganado puede pastar en libertad. En esta vasta llanura, la vida florece de diversas maneras. Durante los meses de Montanera, que se extienden de octubre a marzo, los cerdos 100% ibéricos se deslizan entre los árboles y arbustos, buscando las bellotas que caen como pequeños tesoros del cielo.
A medida que marzo se despide y la Montanera llega a su fin, la dehesa se transforma. Los cerdos, que han crecido en armonía con su entorno, son reemplazados por vacas de color rojizo, que aportan su propio legado a este ecosistema, produciendo carne, leche y queso de calidad excepcional.
Así, la dehesa no es solo un paisaje; es un rincón donde la naturaleza y la tradición se entrelazan, un testimonio del profundo respeto que existe entre el hombre y la tierra.
La Bellota: El Tesoro de la Montanera
La Bellota:
El Tesoro de la Montanera
Durante la época de Montanera, los cerdos 100% ibéricos vagan libres por las dehesas, un espectáculo de libertad y vitalidad. En estos meses, que se extienden entre octubre y marzo, los cerdos duplican su peso alimentándose principalmente de bellotas.
Este pequeño y extraordinario fruto se convierte en un componente esencial, brindando un sabor suave y mantecoso, acompañado de una textura delicada y un aroma envolvente.
La plena libertad del cerdo ibérico le permite explorar su entorno, fortaleciendo su condición física mientras recorre hasta 15 kilómetros cada día, lo que favorece la infiltración de grasa de manera natural.
Así, la bellota no es solo un alimento; es el corazón de la Montanera, un regalo de la dehesa que realza la experiencia culinaria del cerdo ibérico y narra la historia de un ciclo de vida en perfecta armonía con la naturaleza.