Cuando compras un jamón ibérico o paleta de Fermín, es importante comprender muy bien sus etiquetas, ya que nos proporcionan información valiosa sobre el producto. Hay tres sellos fundamentales de identificación: el sello de color colocado en la pata, la etiqueta blanca rectangular colocada en el jamón, y el sello de salud o marca de color estampado en la piel del jamón.
El sello de color que se coloca en la pata del jamón es un requisito legal que todos los jamones y paletas ibéricos deben tener. Este sello nos indica el tipo de jamón según su color: jamón/paleta 100% ibérico de bellota (etiqueta negra); jamón/paleta 50% o 75% ibérico de bellota (etiqueta roja); jamón/paleta ibérico de cebo en libertad (etiqueta verde); y jamón/paleta ibérico de cebo (etiqueta blanca).
El sello de salud o marca de color en la superficie del jamón indica el lote de producción de los cerdos y la fecha en que comenzó el proceso de salado. Con el paso de los años, este sello puede ser más difícil de visualizar. Además, no es visible en jamones sin piel (aquellos sin piel para facilitar su corte). Sin embargo, este sello es otra señal de identidad para conocer el proceso de producción.
La marca blanca o etiqueta que Embutidos Fermín coloca adicionalmente indica el lote del animal y la fecha de producción del jamón. Esta es la etiqueta más valiosa de todas, a la que llamamos «ID del jamón» (o paleta). Esta pequeña etiqueta de papel blanco suele ser la primera que el consumidor retira al abrir una pieza, y es esencial para conocer la trazabilidad perfecta del producto. Por lo tanto, es fundamental conservar esta etiqueta.
Si por alguna razón es necesario realizar una reclamación, además de la información en la etiqueta externa de la caja (marca de envío, código del producto y nombre del producto), es esencial proporcionar los datos que aparecen en esta pequeña etiqueta blanca.